viernes, abril 06, 2012

El instrumento más poderoso del Diablo

desalientoCierta vez se corrió la voz que el diablo se retiraba de los negocios y vendía sus he­rramientas al mejor postor. En la noche de la venta, estaban todas las herramientas dis­puestas de forma que llamaran la atención, y por cierto eran un lote siniestro: odio, celos, envidia, malicia, engaño, además de todos los implementos del mal.
Pero, un tanto apartado del resto, había un instrumento de
forma inofensiva, muy gastado, como si hubiese sido usado mu­chísimas veces y cuyo precio, sin embargo, era el más alto de todos. Alguien preguntó al diablo cuál era el nombre de la herra­mienta.
—Desaliento —fue la respuesta.
—¿Por qué su precio es tan alto? —le preguntaron.
—Porque ese instrumento —respondió el diablo— me resulta más útil que cual­quier otro; puedo entrar en la concien­cia de un ser humano cuando to­dos los demás me fallan, y una vez dentro, por medio del desaliento pue­do hacer de esa persona lo que se me anto­ja. Está muy gastado porque lo, uso casi con todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece, puedo abusar de él. Pero el precio del desaliento era tan, pe­ro tan alto, que aún sigue siendo propiedad del diablo.
El desaliento es uno de los esta­dos de ánimo contra el cual es indispensable luchar. Nos desa­lentamos con la situación econó­mica, con nuestro trabajo, con nuestra familia, con la necesidad de cambio, con ¡os grupos, con el engaño, con la mentira, con el desamor. Debemos mantenernos alertas contra el desaliento. Si hay un tropezón o una caída, no hay que entregarse. Después de cada día, se empieza otra vez desde un punto más alto.